Los hurones tienen unas glándulas subcutáneas repartidas por todo el cuerpo que, debido a la secreción sebacea por parte de las mismas, producen ese olor característico.
Popularmente, se ha creído que este olor procedía solamente de las glándulas perianales, pero estas solo participan cuando el hurón se siente asustado o en el embarazo; por lo que la deodorización (quitar las glándulas perianales) es una práctica innecesaria, ya que no vamos a eliminar el olor del hurón y estas glándulas (al igual que en muchos carnívoros) sirven de lubricante para la salida de las heces. La secreción por parte de estas, no va dirigida hacia ningún blanco ni puede realizar varias en un espacio corto de tiempo; como por ejemplo, si hacen los zorros.
El olor de un hurón (aunque a nosotros nos huelan todos iguales) sirve para distinguir a los distintos miembros de la familia y si queremos disminuirlo, hay distintos métodos; pero nunca quitar las glándulas perianales, ya que pueden producirse prolapsos rectales y es una operación muy dolorosa.
- Limpiar la jaula con más frecuencia y quitar la esquina diariamente. También lavar la cama y los objetos que usa el hurón.
- Usar desodorantes específicos para hurones, aunque tampoco hay que abusar de esos productos.
- Castrar a nuestros hurones, ya que el olor sexual es muy intenso debido a la secreción de testosterona y estrógenos. Disminuye el olor en un 80%.
- Dar una dieta premium a nuestros hurones, ya que una adecuada composición en la comida disminuye su olor corporal.
- Mantenerlos en su peso (los hurones obesos huelen muchísimo más)
- No lavarlos demasiado. A diferencia de lo que se cree, cuanto más lavemos al hurón, las glándulas de la piel se vuelven hiperactivas después de cada baño y segregan más sebo. Se recomienda bañar una vez al mes.
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